El intenso perfume de las flores de primavera embalsamaba el estudio y, cuando la ligera brisa agitaba los árboles del jardín, entraba, por el ventanal abierto, el olor dulzón de las típicas mañanas de primavera. Las paredes de un color ocre más bien oscuro se hallaban marcadas por la sangre de aquellos que una vez habían habitado esa casa. Al fondo del estudio se encontraba sentado Phobia, que vislumbraba posiblemente el amanecer desde un extremo del sofá. Había pasado la noche en vela pensando en nada.
Los primeros haces de luz dieron de lleno en su cara. Esta era su señal de partida, la noche anterior había sido bastante aburrida, por lo cual dejo escapar algunas de sus victimas, para divertirse cazandoles al amanecer del siguiente día. Se trataba de dos muchachos recién entrados en su juventud, y un niño. No representaban ninguna dificultad, pero quizás con un día de ventaja pudiesen haber llegado al próximo poblado. Se levanto y salió de la casa, caminando lento e impasible. No se transformaría, eso le daría demasiada ventaja. El fuego de los candelabros aún encendidos iluminaba las pocas sombras que perduraban a pesar del saliente sol.
Luego de unas horas de caminata, ya habiendo dejado el poblado atrás, noto una silueta en el lejano desierto, sabía que era demasiado pronto para que fuera uno de los muchachos que había dejado escapar la noche anterior, y era demasiado alto para ser el niño. De todas formas el aburrimiento estaba empezando a ganarle, por tanto apuro el paso para alcanzar a la lejana figura.
Los primeros haces de luz dieron de lleno en su cara. Esta era su señal de partida, la noche anterior había sido bastante aburrida, por lo cual dejo escapar algunas de sus victimas, para divertirse cazandoles al amanecer del siguiente día. Se trataba de dos muchachos recién entrados en su juventud, y un niño. No representaban ninguna dificultad, pero quizás con un día de ventaja pudiesen haber llegado al próximo poblado. Se levanto y salió de la casa, caminando lento e impasible. No se transformaría, eso le daría demasiada ventaja. El fuego de los candelabros aún encendidos iluminaba las pocas sombras que perduraban a pesar del saliente sol.
Luego de unas horas de caminata, ya habiendo dejado el poblado atrás, noto una silueta en el lejano desierto, sabía que era demasiado pronto para que fuera uno de los muchachos que había dejado escapar la noche anterior, y era demasiado alto para ser el niño. De todas formas el aburrimiento estaba empezando a ganarle, por tanto apuro el paso para alcanzar a la lejana figura.
Última edición por Phobia el Dom Mayo 29, 2011 4:28 am, editado 4 veces