Un alto castillo se alzaba majestuoso en la cumbre de la montaña. Un castillo aparentemente deshabitado, en el cual no había vivido nadie en mucho tiempo.
Phobia andaba por esos senderos, luego de haber oído rumores de una hermosa doncella que merodeaba por los alrededores del lugar. Muchos decían que se trataba de un fantasma, otros decían que se trataba de un ser maligno, buscando un lugar en el cual poder practicar su magia negra. Pero todos coincidían en que se trataba de una joven muchacha de cabellos fiarnos y largos, dorados a la luz de la luna. De todos modos Phobia nunca creía en lo que decían los humanos, simplemente investigaba rumores.
Phobia avanzo subiendo la montaña, yendo en dirección al castillo. Esperaba encontrar su parte humana en ese lugar o, simplemente, un indicio de donde se hallaba.
Todavía no anocheciera cuando por fin llego al castillo. Se trataba de un lugar viejo y olvidado, un lugar que no había sido visitado en años. Pero, como era costumbre de los Templarios del Sol, siempre escondían cosas en los lugares deshabitados.
Phobia empujo la enorme puerta de madera. La misma empezó a rechinar y crujir, pero finalmente cedió.
Por dentro el castillo lusia mucho más habitado, velas encendidas, ni una tela de araña cubría el lugar, y no se encontraba mota de polvo en los suelos. Eso era un buen indicio.
- Hola, ¿qué tal? – dijo Phobia al sentir una presencia cercana. No sabia si se trataba de un impuro u otro ser, pero en todo caso era más fácil matarlo si primero sabia donde estaba.
Phobia andaba por esos senderos, luego de haber oído rumores de una hermosa doncella que merodeaba por los alrededores del lugar. Muchos decían que se trataba de un fantasma, otros decían que se trataba de un ser maligno, buscando un lugar en el cual poder practicar su magia negra. Pero todos coincidían en que se trataba de una joven muchacha de cabellos fiarnos y largos, dorados a la luz de la luna. De todos modos Phobia nunca creía en lo que decían los humanos, simplemente investigaba rumores.
Phobia avanzo subiendo la montaña, yendo en dirección al castillo. Esperaba encontrar su parte humana en ese lugar o, simplemente, un indicio de donde se hallaba.
Todavía no anocheciera cuando por fin llego al castillo. Se trataba de un lugar viejo y olvidado, un lugar que no había sido visitado en años. Pero, como era costumbre de los Templarios del Sol, siempre escondían cosas en los lugares deshabitados.
Phobia empujo la enorme puerta de madera. La misma empezó a rechinar y crujir, pero finalmente cedió.
Por dentro el castillo lusia mucho más habitado, velas encendidas, ni una tela de araña cubría el lugar, y no se encontraba mota de polvo en los suelos. Eso era un buen indicio.
- Hola, ¿qué tal? – dijo Phobia al sentir una presencia cercana. No sabia si se trataba de un impuro u otro ser, pero en todo caso era más fácil matarlo si primero sabia donde estaba.